“¡Bela, Bela, Bela!”. El último coro para Fernando: “No podía saber lo que significa dejarlo, ahora lo sé y estoy tranquilo”
diciembre 5, 2024El último golpe de Bela es un revés que termina atrapado en la red. Ganaron Garrido y Bergamini 6-3 6-4. El primero casi se esconde, aferrado a la malla con una mano cubriéndose el rostro. El segundo ni siquiera celebra. Lucas y Javi quisieran desaparecer, casi, porque todo jugador sueña con escribir historia, pero no de esta manera, con emociones que van al revés. Porque esta es la victoria de la despedida del más grande de todos los tiempos.
El último desafío y un epílogo que, en el primero de los tres puntos de partido con 4-5, Bela intenta evitar con dos ‘por tres’ seguidos que terminan fuera de la pista, manteniendo el partido vivo. No quiere rendirse Bela, porque “un Belasteguin nunca se rinde”. Lo intentó hasta doblar el tiempo, lo hizo hasta los 45 años, más de la mitad dedicados a la carrera más increíble en la historia del pádel. Dieciséis años como número uno son aún poco para quien, más que nadie, transformó el pádel en un deporte global, inspirando a generaciones de jugadores. Y es por eso que Garrido llora desconsolado mientras habla como ganador con el rostro de quien ha perdido. Llora Bergamini mientras todo el Allianz Cloud se pone de pie para despedir a Bela.
Y también llora él, Fernando, como llora Tino Libaak, que de repente parece mucho más joven que sus 19 años. Un niño que solloza desesperado. “¡Bela, Bela, Bela!”. Fernando abre los brazos, saluda, llora, abraza y vuelve a llorar. Al borde de la pista está todo el gotha del pádel: Di Nenno, Tapia, Yanguas, Galán, Chingotto, el presidente de la FIP Luigi Carraro y su inseparable amigo Gianluca Vacchi. Y luego la gente, su gente. Un niño grita: “¡Bela, no nos dejes!” mientras el partido se pone cuesta arriba en el primer set, con ese break en el cuarto juego sobre el saque de Tino. “¡Bela, Bela!” grita el público cuando Fernando sufre un break que es una puñalada a la esperanza en el quinto juego del segundo set.
El juego físico de Bergamini y Garrido es un rito de erosión contra sus rivales, que igualmente lo intentan, tratan de rebelarse contra una historia que parece ya escrita. Y así será tras una hora y 28 minutos de juego. Son las 21.38 (hora italiana) y en el Central del Milano Premier Padel P1, en el corazón del Allianz Cloud, termina la carrera del más grande de todos. Y desde ahí, comienza el rito de celebración, con el organizador del torneo, el CEO de NSA Marco Gamberale, entrando a la pista para premiar a Fernando, y marchándose rápidamente con elegancia, casi para no interrumpir el abrazo de Bela con su gente.
En un mar de aplausos, la Leyenda toma el micrófono y, para sus fans, sus palabras son música desgarradora:
“Con los reconocimientos que he recibido este año, he ganado más trofeos que en los últimos cinco años – bromea –. No se puede saber qué sensación se experimenta al dejar de jugar. Ahora lo sé, pero
estoy muy feliz, muy tranquilo. Ya había decidido hace tiempo jugar toda la temporada 2024. Tuve más momentos difíciles que buenos partidos, pero quería irme como lo he hecho durante toda mi carrera. Luchando, combatiendo, tirándome al suelo, discutiendo con el árbitro, golpeando el cristal con la pala. Quería irme con mi esencia, la de luchar. Y estoy muy tranquilo porque hice todo lo posible. Tuve la suerte de cerrar 30 años de carrera profesional cuando yo lo decidí. Muchas veces el deporte te obliga a parar mucho antes. Y ahora ya llevo 10 o 15 minutos siendo un exjugador profesional. Y estoy muy tranquilo, realmente muy tranquilo”.
Menos mal, Fernando. Pero que sepas que, desde las 21.38 (hora italiana) del 5 de diciembre de 2024, el pádel nunca será el mismo.